viernes, 20 de agosto de 2010

Forcé, quizá demasiado los lazos, pensando que en eso consiste el amor.
Hay caminos que no deben ser recorridos, otra vez. Y para mantenerme alejado de ellos, necesito, desesperadamente, sembrar eso que llaman equilibrio dentro de mí. Porque siento que, a la larga, pierdo mucho más de lo que recibo en las cosechas de este corazón que lentamente se me cansa. Y sé que hacerlo se traduce en perder el placer de sentir sin la métrica de la discreción y el buen juicio, pero creo que ya no puedo seguir dándolo todo para al final quedarme con tan poco.
Yo, que contrario a lo que algunos puedan pensar, nunca he sido un egoísta, -al menos no en los meollos que conciernen a “il cuore”-, creo que llegué al punto en el que es necesario pasarme para el lado racional, si es que existe tal cosa, del amor. Y pensar en mí primero, y quererme a mí hasta la locura primero. Y aprender al fin a jugármelo todo sin perder nada o, al menos, minimizar el dolor que siempre acecha.
No está bien romper un corazón/ deja vu de lo que va a venir”, escribió Fito por ahí, y la canción ha resonado muchas veces dentro de mi cabeza, pero la olvido, joder, siempre la olvido, para recordarla cuando me encuentro a mi mismo con las rodillas en la tierra y sangre en las palmas de mis manos, extrañando el olor de un cuerpo que por un rato, quizás, se sintió mío. Pero ya dijo Drexler que “todo tiempo pasado es peor/ no hay tiempo perdido peor que el perdido en añorar”, y yo, con esta tendencia absurda a la melancolía retrospectiva, esta manía tonta de preferir la perfección monocroma del recuerdo. Así me ahorro la desazón de imaginar que lo que va a venir nunca se comparará a lo que fue. Que “the best I’ll ever had Is just a memory( arctic monkeys), que lo mas parecido a la felicidad que tuve ya pasó, que no hay vuelta atrás, porque nunca hay vuelta atrás. La felicidad es el deseo de repetir. Cierto. Yo hubiese podido quedarme eones en su cama, respirándolo al dormir. Repetirlo todo una y otra y otra vez. Por eso, a partir de hoy, seré prudente, porque han sido hartos los golpes y cortos los años, y en el fondo, lo único que necesito en un poco de paz, un poco de gris, antes de que todos estos blancos y negros se vuelvan rojo.

Y me prometo que, esta vez, será diferente.
Aunque se me entibie el alma, coño.

2010 LAS ULTIMAS Y ALGUNA MAS